El desarrollo de software con tecnologías ágiles (también conocido como metodología Agile) se ha consolidado como una de las grandes tendencias tecnológicas de los últimos años.
En los futuros años, prácticamente la mitad de los equipos desarrollo de software apostarán por esta filosofía, llena de ventajas frente al desarrollo web tradicional.
Las 6 etapas de la metodología de desarrollo ágil
La metodología ágil consiste en aplicar un enfoque flexible y adaptable al desarrollo y gestión de proyectos de software.
Este enfoque basado en la adaptabilidad y la flexibilidad resulta especialmente útil para desarrollar e implementar productos de software de manera rápida.
Actualmente, el modelo Agile se aplica a todos los sectores que requieren impulsar servicios/productos en poco tiempo, como marketing, Recursos Humanos o I+D.
Sus etapas son:
Determinación del alcance y la prioridad de los proyectos
Consiste en planificar y dar prioridad al proyecto.
Esta primera fase, más teórica, incluye tareas como definir la oportunidad comercial, determinar el tiempo y el trabajo necesarios para completar el proyecto o evaluar su viabilidad económica y técnica.
Diagrama de requisitos para el sprint inicial
El segundo paso de las metodologías de desarrollo ágil es determinar cómo debería funcionar una nueva función o software y cómo encajará en el sistema existente gracias al uso de diagramas de flujo de usuarios o diagramas de UML de alto nivel.
En esta fase también se seleccionan a los miembros del equipo, se asignan los recursos y se crea un cronograma o mapa de proceso para delimitar trabajos y responsabilidades.
Construcción/iteración
En la tercera fase de Agile, los diseñadores y desarrolladores de UX trabajan en su primera iteración del proyecto, incluyendo solo las funcionalidades básicas mínimas.
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Puesta en producción de la iteración
Durante la puesta en producción de la “iteración de software” se realizan pruebas de calidad (QA), se arreglan errores, se finaliza el sistema y, por último, se pone la iteración en producción.
Una iteración es, básicamente, repetir varias veces un proceso para alcanzar una meta, objetivo o resultado deseado.
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Producción y soporte continuo para la versión del software
Dar soporte continuo es parte fundamental de las metodologías de desarrollo de software ágiles.
Esto quiere decir que el equipo debe mantener el sistema siempre funcionando, atendiendo a las necesidades de los clientes y cubriendo la formación de los usuarios.
Fase de retiro
La fase de retiro se da cuando se elimina la versión del sistema de la producción.
Esto ocurre al implementar una nueva versión o al detectar que el software se ha vuelto obsoleto o inservible para el modelo de negocio para el que fue diseñado y desarrollado.
Principios del desarrollo ágil de software
Aunque existen diferentes metodologías de desarrollo de software ágiles (cascada para proyectos de alto riesgo o muy regulados, scrum para entornos de trabajo ritmo rápido y en constante cambio, kanban para clientes «impredecibles»; programación extrema (XP)), todas comparten algunos principios que las distinguen de los enfoques tradicionales.
Sus características comunes son:
- Satisfacción del cliente gracias a entregas rápidas y continuas. Esto aporta valor a los usuarios y propicia un feedback continuo desde el principio de proyecto.
- Uso de los cambios como ventaja competitiva. Reconocer el valor que los cambios pueden tener para los clientes permite a los desarrolladores responder de manera más efectiva.
- Entrega de valor frecuente. Es decir, entregar actualizaciones del software más pequeñas, pero cada menos tiempo. A veces, las releases son mensuales e incluso semanales.
- Cooperación clientes-desarrolladores. El objetivo es eliminar barreras, mejorar la comunicación y conseguir mejores resultados.
- Construcción de proyectos con individuos confiados y motivados. Una de las grandes diferencias entre metodologías de desarrollo de software tradicionales y ágiles es la selección de personal cualificado y con habilidades específicas para cada proyecto.
- Comunicación “cara a cara” con videoconferencias y otras herramientas similares. Aunque el trabajo en remoto se ha extendido, hoy en día contamos con tecnologías para realizar comunicaciones asincrónicas más rápidas y directas que el correo electrónico.
- Software en continuo crecimiento para satisfacer las necesidades de los clientes. Que un software funcione bien no quiere decir que no pueda tener mejoras.
- Desarrollo sostenible en el tiempo. Un trabajo sostenible evita sobrecargas, esfuerzos desmesurados o presiones excesivas sobre el equipo.
- Excelencia técnica. Es una cuestión puramente práctica, siempre te resultará más fácil actualizar un software bien construido y diseñado, que uno con errores.
- Actuar de la forma más sencilla para conseguir soluciones efectivas y adaptadas a las necesidades de los clientes. Esto supone un ahorro de tiempo y esfuerzo que aporta valor a cada proyecto.
- Autoorganización para una mayor eficiencia. La experiencia nos dice que los equipos que cuentan con una mayor libertad y confianza consiguen mejores resultados.
- Mejora continua. O, lo que es lo mismo, reflexión y ajustes frecuentes. Esto afecta a personas y equipos, y es clave para seguir mejorando.
Metodologías de desarrollo de software tradicionales vs. ágiles
Las metodologías de desarrollo de software tradicionales se han quedo obsoletas en un entorno donde las necesidades de los clientes son la prioridad y donde la flexibilidad es el principal campo de batalla a conquistar.
Por eso, las organizaciones que apuestan por las metodologías ágiles están experimentando un enorme éxito derivado de la posibilidad de:
- Evitar los requisitos más tediosos.
- Crear y probar las fases del desarrollo de software en segmentos más pequeños. Entregar el software operativo de manera rápida y con mayor frecuencia.
Pero, ¿por qué el grado de satisfacción de los clientes es más elevado?
Los motivos son varios, pero queremos que te centres en los más importantes.
Por ejemplo, en un enfoque de desarrollo de software en cascada tradicional, las fases son estrictas y se ajustan a un plan creado al comienzo del proyecto.
En este caso, el director de proyectos dedica mucho tiempo a la negociación de hitos, funciones, recursos y trabajo detallado por etapas.
Después, se desarrolla el trabajo más «tedioso» y se implementa la solución.
Si todo va bien, el proceso se lleva a cabo de manera puntual y dentro del presupuesto.
El problema es que es probable que surjan imprevistos.
En este caso, ¿hay que rediseñar todo de nuevo? ¿Cuánto tiempo y recursos se pierden, y cómo repercute esto en el equipo de trabajo?
El desarrollo de software Agile surge de la frustración de estas situaciones, para las que el desarrollo tradicional no tiene respuestas o resulta ineficiente.
El desarrollo ágil está diseñado para adaptarse al cambio y sus prioridades no se centran en conseguir «hitos», sino en optimizar el tiempo gracias a la selección efectiva de funciones, priorización y reuniones.
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